Convivencia escolar
La escuela, como institución educativa, ofrece dos tipos de formación que están íntimamente relacionados: la educativa en sí y la social. La escuela debe generar, facilitar y promover tiempos y espacios para circular la palabra, el diálogo y la discusión; y no la sumisión y el silencio. Es necesario que en la institución educativa se lleve a cabo un análisis y una reflexión sobre las acciones impulsivas y las actuaciones violentas.
La Real Academia de la Lengua Española define convivencia como la acción de convivir, es decir, vivir en compañía de otro u otros. Una de las acepciones de vivir es la de obrar siguiendo algún tenor -orden firme y estable- o modo en las acciones, en cuanto miran a la razón o a la ley. Por otro lado, siguiendo a Ortega (2006) se puede definir la convivencia como la acción de vivir comúnmente juntos, que implica compartir escenarios, actividades, el respeto de los derechos de cada uno, los sentimientos y sus emociones particulares.
Según estas definiciones, todo grupo debe regirse por unas normas mínimas que traten de garantizar la organización del grupo, y un funcionamiento pacífico y práctico para todos sus componentes. Dado que cada persona es única, tiene su propio modo de pensar, ser e interactuar con los demás, es lógico que cuando varias personas conviven surjan discrepancias en el modo de entender y poner en práctica dichas normas, originándose conflictos de convivencia.
En la escuela se dan conflictos a diario. Los conflictos pueden poner de manifiesto necesidades y si se resuelve de manera adecuada, pueden favorecer la convivencia escolar. El problema surge cuando el diálogo no se traduce en una intención de mejora y colaboración, sino que las situaciones se convierten en enfrentamientos, surgiendo los conflictos en el aula y en el entorno escolar. El profesorado y las familias tienen un papel importante en la prevención y resolución de conflictos.
A continuación se presenta un vídeo que puede utilizarse para reflexionar en clase con el alumnado:
La Real Academia de la Lengua Española define convivencia como la acción de convivir, es decir, vivir en compañía de otro u otros. Una de las acepciones de vivir es la de obrar siguiendo algún tenor -orden firme y estable- o modo en las acciones, en cuanto miran a la razón o a la ley. Por otro lado, siguiendo a Ortega (2006) se puede definir la convivencia como la acción de vivir comúnmente juntos, que implica compartir escenarios, actividades, el respeto de los derechos de cada uno, los sentimientos y sus emociones particulares.
Según estas definiciones, todo grupo debe regirse por unas normas mínimas que traten de garantizar la organización del grupo, y un funcionamiento pacífico y práctico para todos sus componentes. Dado que cada persona es única, tiene su propio modo de pensar, ser e interactuar con los demás, es lógico que cuando varias personas conviven surjan discrepancias en el modo de entender y poner en práctica dichas normas, originándose conflictos de convivencia.
En la escuela se dan conflictos a diario. Los conflictos pueden poner de manifiesto necesidades y si se resuelve de manera adecuada, pueden favorecer la convivencia escolar. El problema surge cuando el diálogo no se traduce en una intención de mejora y colaboración, sino que las situaciones se convierten en enfrentamientos, surgiendo los conflictos en el aula y en el entorno escolar. El profesorado y las familias tienen un papel importante en la prevención y resolución de conflictos.
A continuación se presenta un vídeo que puede utilizarse para reflexionar en clase con el alumnado: